¿El falso mesías de la economía?
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Diálogos

2 May, 2023
“Según la consultora mexicana en desarrollo de negocios Wellcomm, 52% de los auto emprendimientos en México realiza sus operaciones desde el hogar.”

Ensayo

Por: María Fernanda Antúnez Toscana

El auge del emprendimiento es innegable y en México esta actividad se ha ido popularizando cada vez más. De acuerdo con datos de Business Insider México, 53% de la población tiene la intención de convertirse en emprendedor y crear su propio negocio. Esto con el objetivo y la necesidad de diversificar su fuente de ingresos, mejorar su estilo de vida, oportunidad de crecimiento y no permanecer a expensas de la contratación de una empresa.

El paradigma del emprendimiento lleva consigo una gran falacia y es esta errónea creencia de que a través de él se puede de alguna manera “asegurar el futuro”. En mi opinión, esto está directamente ligado con la incertidumbre laboral que se vive hoy en día en México, en donde los salarios son cada vez más bajos debido a la precarización, la tasa de desempleo que crece anualmente sin parar, además de la falta de protección social, ya que la mayoría de la población trabaja en el sector informal.

Es importante mencionar que se define como emprendimiento a cualquier actividad nueva realizada por una persona, la cual puede tener como finalidad generar ganancias económicas o no. El emprendimiento se divide en dos partes: social y empresarial. En la primera, las actividades innovadoras no tienen fines de lucro y están ligadas a labores cívicas, mientras que en la segunda se pretende desarrollar un negocio con la finalidad de obtener libertad financiera.

En ese sentido, existen tres tipos de emprendedores: auto emprendedor, creador de negocios y creador de empresas. Sin embargo, en la República mexicana predominan los auto emprendedores, y cabe destacar que la mayoría de ellos desarrollan su emprendimiento de manera informal. Según la consultora mexicana en desarrollo de negocios Wellcomm, 52% de los auto emprendimientos en México realiza sus operaciones desde el hogar.

Igualmente, 89% de los emprendimientos arrancaron con dinero propio, de amistades y familiares, mientras que únicamente 3% recibieron algún tipo de inversión formal. Al no contar con este tipo de financiamiento, por supuesto que se obstaculiza y retrasa significativamente el desarrollo de los proyectos de los emprendedores mexicanos, además de evitar la incursión de sus negocios a nuevos mercados.

Bajo esa línea, tampoco podemos dejar de lado que los programas financieros y los créditos para el emprendimiento no son de fácil acceso para aquellos que buscan arrancar de cero con un negocio propio. Esto debido a que más de 70% de los negocios emergentes no ofrecen ningún valor agregado al mercado, además de que 90% de ellos no tiene acceso a tecnologías o ni siquiera las consideran dentro de sus proyectos.

No obstante, también se enfrentan a los altos costos de trámites administrativos y, sobre todo, a la falta de capacitación en temas de finanzas, lo cual considero podría ser uno de los principales factores de fracaso en los emprendimientos, ya que una mala administración puede echar a la basura el tiempo, dinero y esfuerzo invertido.

El panorama del emprendimiento en México arroja que se abren alrededor de 35 mil negocios mensuales en el país, de acuerdo con datos de una investigación realizada por la Universidad Anáhuac. Sin embargo, las estimaciones arrojan que sólo una cuarta parte de estos emprendimientos llegarán a su segundo o tercer año de vida, mientras que únicamente 10% de ellos seguirá operando durante una década.

Incluso, el último estudio realizado por la Asociación Nacional de Emprendedores de México (ASEM) arrojó que 7 de cada 10 emprendedores ha fracasado en su primer intento de crear un negocio. También es relevante agregar que estos fracasos a la hora de emprender un negocio se deben a la falta de apoyo gubernamental, además del constante aumento de la tasa de interés y la inflación.

De igual forma, la corrupción, inseguridad, los trámites engorrosos, la incertidumbre jurídica, la poca confiabilidad en las instituciones, la escueta infraestructura y falta de servicios básicos forman parte de los componentes de dichos fracasos, de acuerdo con el planteamiento de un estudio llamado “La odisea de abrir un negocio en México”, elaborado por el gabinete estratégico en políticas públicas: Ethos Innovación.

Es prudente mencionar que el emprendimiento en México aún continúa tratando de recuperarse de la pandemia ocasionada por el Covid-19, la cual generó una inminente curva de desventajas económicas. Y es que tan sólo en el 2020, según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), la emergencia sanitaria arrasó con 8.5% de la economía en nuestro país dentro de los sectores industriales y de servicios.

Asimismo, este organismo autónomo señaló que, de mayo de 2019 a julio de 2021, fueron un total de 1.6 millones de pequeñas y medianas empresas, de relativamente poco tiempo de servicio, las que se vieron en la necesidad de detener operaciones y cerrar.

Por otro lado, existe una gran presión a nivel emocional y social que viven los emprendedores de que sus negocios tengan éxito. Esto evidentemente causado por las expectativas ajenas y, sobre todo, las propias. Esto, tiene una explicación filosófica y es que, según el filósofo surcoreano, Byung-Chul Han, vivimos en una modernidad tardía, donde el individuo va ejerciendo su autonomía y se convierte en víctima (y victimario) de su autoexplotación.

En su obra “La sociedad del cansancio”, el autor expone que la autoexplotación del rendimiento del individuo tiene origen en “una cultura controladora donde se niega la negatividad del otro y se enfatiza en el deber ser por parte de un agente externo”.

El surcoreano no sólo expone que el “enemigo” ya no está únicamente situado afuera, sino que vive dentro de cada uno de los individuos, también postula que el sujeto de rendimiento del siglo XXl se somete a la culpa constante, al aparentemente no tener la suficiente capacidad dentro de una sociedad inmersa en el “sí puedo”, lo cual lo lleva a experimentar la violencia de la positividad.

Por ejemplo (en el caso de los emprendedores de este siglo) se ven bombardeados constantemente en las redes sociales y diversos medios de comunicación por “casos de éxito” de gente que en su mayoría ha crecido o estado en posiciones socioeconómicas privilegiadas.

Esto va desde el influencer, con muchos seguidores que cobra por publicitar dentro de su contenido, hasta el fundador de una pyme que va en constante y acelerado crecimiento. En comparación a cómo se hacía en décadas pasadas, la estrategia de comunicación para atraer la atención de potenciales clientes ha cambiado bastante y prácticamente “obliga” a los nuevos y viejos emprendedores a mantenerse a la vanguardia.

Por otra parte, dentro del “lado oscuro” del emprendimiento también encontramos la disparidad de oportunidades en la creación de negocios entre los géneros masculino y femenino. Del total de emprendedores en la República, 66% son hombres y 34% restante mujeres.

En ese sentido, la revista Forbes subrayó que México en América Latina es el país con la brecha salarial de género más agresiva, con una notable diferencia de 16%. Aunado a esto, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) comunicó en un sondeo que ocho de cada diez mujeres emprendedoras en México son informales.

No podemos dejar de obviar que el emprendimiento femenino es fundamental para el fortalecimiento del desarrollo económico local. Por tanto, sigue siendo menester que se examine a fondo cuáles son los factores estructurales y sociales que impiden que las mujeres tengan el mismo nivel de oportunidades que los hombres al momento de decidir crear una empresa.

En conclusión, los retos que tiene una persona que decide emprender son vastos, pero es sin duda, una adecuada guía la que puede hacer la diferencia entre el fracaso o el éxito de un negocio. Esto va más allá de la frase “quiero ser mi propio jefe”, se trata de una visión bien definida y de la creación de un producto o servicio congruente que marque una diferencia en la sociedad.

 

Bibliografía

“La odisea de abrir un negocio en México”. Ethos Innovación.

    https://abrirunnegocio.ethos.org.mx/

Medel, Gerardo. (2022) “Diez datos importantes sobre el emprendimiento en México”. Wellcomm.

https://www.wellcomm.com.mx/blog/10-datos-importantes-sobre-el-emprendimiento-en-Mexico-durante-el-2022.html

Rodríguez González, Angélica. (2013) “El emprendimiento femenino”. Forbes.

https://www.forbes.com.mx/el-emprendimiento-femenino/

Iturbide Galindo, Laura. (2019) “La importancia del emprendimiento”. Red de Universidades Anáhuac.

https://www.anahuac.mx/generacion-anahuac/la-importancia-del-emprendimiento#:~:text=El%20emprendimiento%20significa%20mucho%20m%C3%A1s,la%20elecci%C3%B3n%20de%20su%20profesi%C3%B3n.

(2022) “Emprendimiento en México: 53% de las personas asegura que intenta crear su propio negocio”. Business Insider México.

https://businessinsider.mx/emprendimiento-mexico-poblacion-negocios_estrategia/#:~:text=El%20emprendimiento%20en%20M%C3%A9xico%20tiene,en%20forjar%20un%20proyecto%20propio.

Han, Byung-Chul. (2010) “La sociedad del cansancio”. Herder Editorial.

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