Kipling: El hombre que pudo ser Rey
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Palabra Digital

4 Abr, 2022
Por: Santiago Ayala Espinosa Kipling…El encuentro entre dos embusteros El hombre que pudo ser rey inicia con el encuentro entre dos embusteros, uno que finge ser corresponsal de un diario, y el otro es el narrador que se dirige a su nuevo trabajo como corresponsal; ambos, masones, hambrientos y cansados, viajan a puntos diferentes dentro […]

Por: Santiago Ayala Espinosa

Kipling…El encuentro entre dos embusteros

El hombre que pudo ser rey inicia con el encuentro entre dos embusteros, uno que finge ser corresponsal de un diario, y el otro es el narrador que se dirige a su nuevo trabajo como corresponsal; ambos, masones, hambrientos y cansados, viajan a puntos diferentes dentro de la India británica. Aquel que pretende ser corresponsal le pide al otro buscar a su amigo y avisarle que “se ha ido al sur a pasar la semana”.

El narrador lleva el mensaje al amigo. Meses después, los dos hombres, identificados como Daniel Dravot y Peachy Carnehan, reaparecen con la idea de ir a Kafiristán, una supuesta región inexplorada en Afganistán, y convertirse en reyes. Para lograr su objetivo, firman un contrato ante su hermano masón, para mantenerse sobrios y sin contacto con mujeres.

Luego de dos años, un hombre extraño, torcido, avejentado y lisiado llega a la redacción del periódico. El narrador no puede reconocerlo, pero le revela que él y su amigo fueron reyes

Gracias a sus habilidades como soldados y sus conocimientos en la masonería lograron colocarse al lado de gobernantes y ganar su confianza, para después derrocarlos. Peachy se encargó de formar un ejército con hombres de varios poblados, mientras que Dravot se convirtió en rey e ídolo.

El hombre que pudo ser rey se publicó en El rickshaw fantasma y otros cuentos de Richard Kipling. Imagen: Amazon.com

Entre reyes y masones

El relato original sirve como testimonio de los detalles dentro de una sociedad secreta, que como definió el francés Serge Hutin, no es aquella que está oculta, sino aquella cuyo interior es reservado para sus miembros.

Richard Kipling fue militante activo en la masonería; perteneció a ella desde los 20 años y su influencia, y amor por ella, estuvo presente en varios de sus escritos.

Su otro gran amor fue la India. Kipling nació en Bombay y conocía los territorios, y la gente, de la India británica al haber trabajado como periodista y diplomático. Su obra más conocida, El libro de la selva, recrea parte del folclore y la experiencia de crecer en el país.

El regreso de Imray, otra historia corta del autor, aborda las diferencias entre los británicos y los nativos, que se dividían en dos, aquellos que veían a los extranjeros como demonios, y aquellos otros que los trataban como amigos.

El hombre que pudo ser rey es la conjunción de amores: masonería más la India británica.

Richard Kipling. Imagen: Wikipedia.com

El hombre que fue rey

Luego de 87 años de la publicación original del cuento, se estrenó una versión para cine, El hombre que fue rey, de John Huston, director de El halcón maltes (1941) o El tesoro de la Sierra Madre (1948).

Los elegidos para ser Peachy y Dravot fueron Michael Caine y Sean Connery, respectivamente. Amigos en la vida real, significaron cambios en la descripción del físico de los personajes: Peachy tenía las cejas unidas y un bigote, mientras que en la cinta estaba afeitado y con cejas separadas. Dravot, pelirrojo, es adaptado como moreno canoso, mientras que su barba completa, que “llenaba media habitación”, se convirtió en una estilo mutton chops.

La cinta es una adaptación fiel del relato, que agrega al mito de los aventureros la presencia del narrador o autor, sin identidad en el escrito, con Christopher Plummer como el propio Richard Kipling.

Sean Connery y Michael Caine en El hombre que fue rey. Imagen: Pinterest.com

Dravot, cabeza de oro

En sus tiempos como gobernantes, los protagonistas del cuento lograron una condición de dioses, basándose en lenguaje comunes entre los rituales de los pueblos conquistados y los de la masonería.

Los viejos amigos encontraron, además de riquezas y gloria, enemistad. El estatus de ídolo de Dravot provocó que dejara de escuchar a su amigo Peachy, volviéndose el heredero de Alejandro Magno, quien según la tradición masónica, fundó la logia.

“Una mañana oí un ruido del diablo, tambores y cuernos, y Dan Dravot baja la colina con su Ejército y una cola de cientos de hombres y, lo más asombroso de todo, una enorme corona de oro en la cabeza”

Entre más crecía la admiración de los nativos por Dravot, su ambición por destacar entre el panteón de deidades se manifestaba, provocando una sospecha entre sus subordinados.

Al final, las regiones vírgenes de la India quedaron como testigo de las aventuras de Dravot y Peachy, que en busca de riquezas y gloria, dieron con la fe del humano y lo decepcionante que puede ser conocer la realidad.

Trailer: El hombre que fue rey (John Huston, 1975)

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