VAMPIROS: CHUPA TINTA
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Santiago Alonso Ayala Espinosa

12 Nov, 2022
De todas las bestias de la oscuridad que han aterrorizado a los lectores, ninguna ha sido tan diabólica como los vampiros.

Vampiros, de milenaria tradición, estos seres, que se alimentan de sangre y buscan la destrucción de la humanidad, han pasado por diversas interpretaciones en la literatura.

ORIGEN

A Polidori, el doctor John William Polidori, le debemos la imagen moderna del vampiro, seductor, tramposo y despiadado. Ese fue lord Ruthven. Aunque este lord vampiro sufrió una siguiente transformación del puño de James Planché en la Novia de las Islas, cuando Oscar Montcalm posee el cuerpo del joven y elegante Ruthven y desata un infierno para la familia de la isla, el elemento elegante adquiere mayor importancia que en el original de Polidori.

El Vampiro de Polidori, al principio acreditado erróneamente a Lord Byron.

Este Ruthven sirvió de inspiración al maestro Bram Stoker y su Drácula.

Drácula es el diablo, la maldad pura; este espectro alto, elegante y con bigote es el referente de lo que un vampiro debe ser.

Pasó de atormentar al matrimonio Harker, tema recurrente en la literatura vampírica, a la lucha con el doctor Abraham van Helsing, la antítesis del mal, erudito anti vampiro y última línea de defensa de la humanidad.

Y es en el fin de la humanidad donde inicia Soy Leyenda, de Richard Matheson, gran aventura vampiresca.

Ahí el vampiro ha abandonado la individualidad, se ha convertido en la raza predominante y se cuestiona el papel de la humanidad cuando sólo queda uno.

Estas obras muestran las formas reconocibles de los vampiros.

LOS SIGNOS DEL VAMPIRO

Para identificar a un vampiro se deben mirar las manos, la tradición stokeriana señala que palmas peludas son signo inequívoco de vampirismo. Piel pálida, no reflejarse en el espejo y los ojos llenos de maldad también son señas. Cabe recordar que el vampiro es inmortal -aunque hay métodos para eliminarle- y puede transformarse en perros o alimañas.

Siempre buscarán sangre, Polidori afirmó que necesitan antes de cada luna llena tomar la sangre de una virgen para no reducirse a aire.

Vlad el Empalador, figura del siglo XV que sirvió de molde para el Drácula de Bram Stoker.

El vampirismo también es fuente de poderes mágicos como el vuelo, la transformación, el hipnotismo y, tal cual Planché añadió, la capacidad mágica de revivir mediante amuletos o artefactos, luego de ser abatidos.

El vampiro prefiere la noche.

PARA DESTRUIR A LOS VAMPIROS

La mortalidad del Sol no es una constante en la tradición del vampiro; Polidori y Planché no mencionan ninguna debilidad solar pero Stoker sí; es en el momento de luz natural cuando el vampiro vuelve a una naturaleza casi humana, débil y sin poderes; Matheson hace alusión a que el germen que provoca el vampirismo se destruye con la luz solar, pero los vampiros desarrollan lo necesario para sobrevivir al Sol.

En alguna parte el mito se desfiguró a que el vampiro se destruye con luz del sol, pero en el único método que concuerdan para detenerle es cristo y el ajo. Le teme a la hostia, más que a la cruz, al cuerpo más que a la imagen. Es gracias a la hostia que Drácula queda sin refugio. El ajo, sobre todo el ajo de oso, es repulsivo para los vampiros.

Para eliminarle un disparo es efectivo, aunque Van Helsing señala que el mejor método es clavarles una estaca, cortarles la cabeza y llenar la boca de ajo, sólo así se puede salvar el alma del vampiro.

Ha habido casos, como el del vampiro judío de Roman Polanski en La Danza de los vampiros, donde la cruz no tiene efecto, sólo, en él. Quizás se deba a la naturaleza tramposa del vampiro, que hace dudar del crucifijo y este pierde su efecto.

El vampiro se esconde entre nosotros, buscando cada oportunidad para atraernos a las tinieblas, a través de las maravillas de Polidori, Stoker, Matheson y Planché.

Fragmento Nosferatu, cinta basada en el Drácula de Stoker:

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