Por: Adilene Lita
El Cine Ópera fue uno de los recintos más importantes de la capital mexicana, ubicado en la majestuosa Avenida Juárez. En sus días de gloria fue un referente del cine mexicano y destacó por su arquitectura art déco y su capacidad para realizar grandes estrenos de largometrajes nacionales e internacionales, así como eventos de alto perfil, por lo que se convirtió en un lugar donde se tejían historias dentro de la gran pantalla.
El sitio fue inaugurado en 1949 y apagó sus luces en 1998 debido a la competencia de las modernas salas de cine múltiplex y la falta de mantenimiento del lugar.
Otro caso es el Mercado de San Juan Pugibet, fundado en 1955, situado en el corazón del Centro Histórico. Este fue un rincón culinario de lujo que deleitó a amantes de la buena comida durante décadas, en donde encontraban ingredientes exóticos y productos de alta calidad que no se hallaban en otros lugares de la ciudad.
A pesar de su importancia en la escena gastronómica de la Ciudad de México, el mercado enfrentó la competencia de los supermercados, y así quedó en el olvido y cerró sus puertas en 2017.
Por último, uno de estos inolvidables lugares fue el Teatro Lírico (inaugurado en 1908), ubicado en la Plaza de la Constitución. Este recinto acogió innumerables representaciones de ópera, conciertos y producciones teatrales a lo largo de los años. Con su esplendorosa arquitectura se convirtió en un punto de referencia de la escena cultural de la ciudad.
Aunque el sitio no logró sostenerse ante los gastos de mantenimiento y la disminución de asistentes a los eventos en vivo, por lo cual cerró su telón en 2007.