Sin hogar en esta gran ciudad
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Diálogos

30 May, 2022
“En el caso de jóvenes e infantes, esta situación de marginación resulta una poderosa barrera para desenvolverse y los condena a la exclusión social, lo cual tiene como consecuencia que sean blancos fáciles de adicciones y trastornos mentales.”
Cuartoscuro

Por: María Fernanda Antúnez Toscana

Las personas que viven en situación de calle integran un grupo social diverso, éste está compuesto por niñas, niños, jóvenes, mujeres, hombres, familias, personas mayores, con discapacidad y otras con diferentes problemas de salud y adicciones. Ellos subsisten con sus propios recursos, los cuales son insuficientes para satisfacer sus necesidades más elementales, incluso, muchos se encuentran en abandono social, pues no cuentan con la atención, apoyo y cuidado de familiares, instituciones y de la sociedad en general.

Lo anterior repercute directamente sobre su bienestar en términos físicos, psicológicos y emocionales. De acuerdo con los resultados que arrojó el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) aplicado en la Ciudad de México, son un total de 6 mil 700 personas las que actualmente viven en las calles de la capital.

Las afectaciones en la autoestima que cualquier ser humano expuesto a estas circunstancias puede padecer son severas. “Es un constante ciclo de frustración el que tienen las personas que viven en la calle, porque ellos tienen el deseo de salir adelante, pero su realidad es tan aplastante que empiezan a dejar de creer en ellos mismos”, enfatizó la psicoterapeuta Angélica Álvarez.

En el caso de jóvenes e infantes, esta situación de marginación resulta una poderosa barrera para desenvolverse y los condena a la exclusión social, lo cual tiene como consecuencia que sean blancos fáciles de adicciones y trastornos mentales. Además de evitar su progreso físico, económico y emocional, las infancias que habitan en las calles corren el peligro de caer en manos del crimen; desde redes de trata y prostitución, hasta tráfico de órganos y venta de narcóticos.

Asimismo, en el caso específico de mujeres y niñas, los embarazos no deseados debido a la falta de información y educación sexual representan un gran riesgo, tanto para ellas como para sus bebés, al no tener acceso a servicios básicos de salud y vivienda.

Respecto de las causas del porqué hay personas que se encuentran en situación de calle, éstas son diversas y algunas van desde problemas económicos, desarrollo en contextos vulnerables, adicciones, migración y escapes por circunstancias de abuso o maltrato, entre otras.

A los alrededores del Parque México, sitio recreativo ubicado en la Colonia Hipódromo, se encuentran alojadas cuatro personas en situación de calle, quienes hacen uso de las bancas de madera del recinto. Algunos de los presentes duermen cubiertos de periódico debido a las bajas temperaturas de la ciudad y otros están acostados con la mirada perdida hacia la nada, como si se hubieran despojado de cualquier rastro de esperanza. La tarde avanza como cualquier viernes y mientras la gente cruza y hace uso de las áreas verdes, ellos continúan ahí, a la espera de un poco de ayuda.

Es importante mencionar que los hombres que están haciendo de las instalaciones del extenso y popular parque de la Ciudad de México su hogar, representan parte de las 499 personas en situación de calle provenientes de la alcaldía Cuauhtémoc. Para Fernando, estas calles y avenidas son más que familiares, ya que fueron quienes le dieron cobijo por más de dos años, luego de perderlo todo a causa de las drogas y el alcohol.

“Fueron muchas las noches que pasé en esta banca de aquí, yo rezaba a Dios pidiendo un milagro, yo quería salir adelante (…) Hay gente buena que te ayuda, que te da comida o una moneda, pero también hay quien te mira con asco y te rechaza”, señaló el ahora joven en recuperación de 28 años.

Por su parte, María Helena es una mujer que no habita en las calles, sin embargo, su discapacidad física la ha llevado a hacer de éstas su única fuente de ingreso y sustento al ser víctima de discriminación y marginación laboral. Con un visible gesto de tristeza, la señora de 52 años cuenta que fue a raíz de una caída en las escaleras de su casa que perdió la movilidad en ambas piernas, lo cual le impidió seguir trabajando en el lugar donde laboraba y ser despedida injustificadamente.

“Me caigo, voy a dar al hospital, me despiden del puesto de quesadillas donde yo trabajaba, vivo una recuperación muy lenta y dolorosa; luego pasa un año y empiezo a buscar trabajo y me cierran las puertas en todos lados, no me quedó otra opción más que pedir dinero, yo necesito sobrevivir, necesito comer”, narra la señora con lágrimas en los ojos y visible impotencia en su tono de voz.

No obstante, la población que no cuenta con un hogar es percibida y estigmatizada como un factor de inseguridad y bajo la emergencia sanitaria la mayoría dejaron de recibir ayuda diaria. De igual manera, el apoyo que recibían por parte de asociaciones civiles quedó anulado durante meses y se incrementó el distanciamiento con ellos. Incluso, de acuerdo con datos de un sondeo realizado por la Universidad Autónoma de México (UNAM), los actos de violencia hacia las personas sin hogar aumentaron a raíz de la pandemia al considerarlas focos de infección.

Entre las pocas soluciones presentadas para combatir la problemática social de personas en situación de calle, actualmente se encuentra la petición del Partido Acción Nacional (PAN), en el Congreso de la Ciudad de México de brindar un “ingreso mínimo vital”. Dicho auspicio tiene el objetivo de luchar contra la pobreza extrema, la cual es la causante principal de esta adversidad. La iniciativa contempla otorgar a las personas sin hogar de la capital del país, más de tres mil pesos mensuales.

Sin embargo, hasta ahora no se tiene clara una pronta resolución por parte de las autoridades ubicadas en el Centro Histórico y mucho menos una intervención del Gobierno Federal, quien ha brillado por su ausencia e indiferencia ante la población que habita en las calles.

 

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