“La eutanasia es el acto de provocarle la muerte a una persona que sufre de una enfermedad incurable, como lo son: cáncer, esclerodermia, poliomelitis, sida, diabetes, padecimientos cardiológicos, pulmonares, renales o neurológicos avanzados, entre otras.”
Por: Yamil Colín
Las enfermedades crónicas matan a 38 millones de personas cada año de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), no sin antes provocar un excesivo y constante dolor en los pacientes. ¿No te parece justo que una persona pueda elegir si seguir o detener su sufrimiento?
La eutanasia es el acto de provocarle la muerte a una persona que sufre de una enfermedad incurable, como lo son: cáncer, esclerodermia, poliomelitis, sida, diabetes, padecimientos cardiológicos, pulmonares, renales o neurológicos avanzados, entre otras.
Holanda fue el primer país en regular la eutanasia en abril de 2002; a partir de ese año se le sumaron seis más; Bélgica, Luxemburgo, Colombia, Canadá, Nueva Zelanda y en marzo de 2021 España se convirtió en el primer país católico en aprobar el suicidio asistido.
Pese a que hay diferentes razones como la ética, la religión, lo legal, la espiritualidad, etcétera, para que la eutanasia sea declinada por diferentes países, esto no ha evitado que en varias naciones alrededor del mundo se convierta en tema de debate.
Ámbito jurídico en México
La Ley de Voluntad Anticipada es el derecho de una persona para adelantarse y planificar el tratamiento y cuidados que desea recibir o rechazar al final de su vida, lo cual no es lo mismo que eutanasia. La segunda provoca de manera directa o indirecta la terminación de una vida.
La voluntad anticipada sólo está regulada en 14 estados de la República Mexicana, entre ellos, la Ciudad de México. Desde 2008 más de 10 mil mexicanos han firmado el documento para solicitar dicha práctica.
De todas las solicitudes, 60% son de personas de 61 a 80 años, de estos datos el 64% lo conforman mujeres, según estadísticas del Gobierno de México.
El documento de voluntad anticipada es ”un instrumento, otorgado ante Notario Público, en el que una persona con capacidad de ejercicio y en pleno uso de sus facultades mentales manifiesta la petición libre, consciente, seria, inequívoca y reiterada de ser sometida o no a medios, tratamientos o procedimientos médicos que propicien la Obstinación Terapéutica”, según establece el artículo 3 en su fracción III de la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal.
No obstante, el abogado penal Jorge Blanco comentó en una entrevista que cualquier familiar de línea directa –papás, hermanos o hijos– puede revocar la petición de voluntad anticipada si demuestran que existe alguna ambigüedad o error a la hora de que el paciente tome la decisión.
Por otro lado, de acuerdo con la Ley General de Salud en el artículo 161 Bis 21 se acuerda que: “Queda prohibida la práctica de la eutanasia, entendida como homicidio por piedad así como el suicidio asistido conforme lo señala el Código Penal Federal, bajo el amparo de esta ley.”
“Si algún médico en México decidiera aplicar la eutanasia a un paciente con una enfermedad terminal y aunque lo haya hecho de buena intención, va directo a la cárcel, dependiendo de cómo fue su participación puede ir de 2 hasta 12 años”, declaró Jorge Blanco, abogado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que actualmente tiene un despacho jurídico.
A pesar de que se vea lejos la aceptación y regulación de la eutanasia en México, el diputado de Morena, Nazario Norberto propuso el pasado octubre la despenalización de la eutanasia. “Se termina con la vida de una persona que tiene una enfermedad grave e irreversible, por compasión o por razones médicas… la persona enferma puede poner término a sus sufrimientos innecesarios y degradantes que no le permiten llevar una vida digna”, manifestó el funcionario.
Ámbito médico
A pesar de que el juramento hipocrático –compromiso que hacen quienes se gradúan de la carrera de medicina– decreta que no se puede brindar una droga letal a un paciente, la sociedad y sus necesidades han cambiado, pues de acuerdo con una encuesta realizada en 2020 por la Universidad del Valle de México, 72% de los mexicanos piensa que la eutanasia debería legalizarse.
Existen dos diferentes maneras de aplicar la eutanasia: activa y pasiva. La primera consta de inyectar o brindar alguna sustancia que termine con la vida del paciente; en este caso es cuando se aplica una “inyección letal”, la cual está conformada básicamente por dos fármacos: el primero adormece y el segundo detiene el corazón.
La eutanasia pasiva por otro lado se limita a eliminar todo tipo de medicamentos o desconectar aparatos que estén alargando la vida de la persona.
Sin embargo, no basta con que en el país sea legal la práctica, debido a que los profesionales de la salud tienen el derecho de negarse a aplicarla. Tal es el caso del médico Miguel Ángel Díaz Montaño, egresado de la Universidad de Guadalajara, quién afirmó que solo aplicaría la eutanasia si hay muerte cerebral.
“Solo si el paciente está en estado vegetativo sin esperanza de vida, solamente retiraría medicamentos, respirador artificial o cualquier aparato que se esté utilizando para mantenerlo con vida…de ninguna manera aplicaría la inyección letal”, declaró el médico sonorense en entrevista con Diálogos.
Se sigue buscando la cura para diferentes enfermedades, pero también se ha avanzado en la búsqueda de la terminación de la vida sin violencia y sin dolor.
En Suiza, hace menos de un mes se legalizó la cápsula Sarco –abreviatura de sarcófago–, creada por el activista australiano Philip Nitschlke –apodado “Doctor Muerte”–, cuyo objetivo es dar una “dulce muerte”. Sarco reemplaza el oxígeno por nitrógeno, de 21 a 1% en 30 segundos.
En una entrevista que el defensor de la eutanasia dio a El Mundo,aseguró que: “La persona se sentirá un poco desorientada y puede que hasta un poco eufórica antes de perder el conocimiento.” Asimismo, explicó que: “La muerte se produce por la privación de oxígeno y dióxido de carbono, pero sin pánico, no hay sensación de asfixia.”
En opinión del médico Miguel Díaz, la eutanasia además de ser parte de la libertad personal, puede ayudar a evitar la sobrepoblación de los hospitales y el uso, en muchas ocasiones inútil e innecesario, de medicamentos o aparatos que alarguen la vida.
Del otro lado del mundo, en Bélgica, el Doctor Yves de Lochtrecibe recibe solicitudes todos los días y, de acuerdo con la British Broadcasting Corporation (BBC), ha provocado la eutanasia a más de 100 personas. “Yo no lo llamo matar un paciente, le acorto su agonía, su sufrimiento, le proveo el cuidado final”, dijo a la BBC. Por otra parte, afirmó que sólo la aplica una vez al mes, porque es un proceso complicado e impactante.
En Bélgica, como en los otros seis países que está regulada la eutanasia, se necesita tener una enfermedad incurable para solicitarla, padecer de un sufrimiento que no puede ser aliviado y realizar una solicitud por escrito.
Pese a que más del 65% de los médicos a nivel mundial están a favor de la eutanasia, la Asociación Médica Mundial (AMM), que es una Confederación Internacional e Independiente de Asociaciones Profesionales de Médicos en medicina general, insiste en que “el suicidio con ayuda médica es contrario a la ética y debe ser condenado por la profesión médica…”; sin embargo, es importante tener presente que dicha Asociación también ha tratado de que el aborto solamente sea permitido si es sugerido por el médico.
Ámbito religioso
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020 había 90 millones 224 mil 559 personas que son parte de la religión católica, conformando de esta manera 70% de la población mexicana.
Ahora bien, el sexto mandamiento de la Iglesia Católica es “no matarás”, prohibición que engloba también la complicidad en el asesinato, los crímenes de guerra, la interrupción voluntaria del embarazo, el suicidio y, desde luego, la eutanasia.
De acuerdo con el Antiguo Testamento de la Biblia, Dios le dijo a Noé: “Si alguien quita una vida humana, la vida de esa persona también será quitada por manos humanas. Pues Dios hizo a los seres humanos a su propia imagen”, esto según el versículo 6 del capítulo 9 del Génesis.
Por lo que a lo largo de los años se ha condenado a todos aquellos que sean cómplices o participes en la terminación de una vida.
“La eutanasia es un crimen contra la vida. Incurable no es nunca sinónimo de ‘in-cuidable’”, expone un escrito de la Congregación por la Doctrina de la Fe aprobado por el Papa Francisco en septiembre de 2020.
Mientras que en una entrevista realizada en septiembre del año pasado por la Cadena de Ondas Populares Españolas (COPE), el pontífice explicó que no se puede eliminar gente solo porque son un peso para la sociedad. “Lo que se siembra con el descarte se va a recibir después”, agregó.
Es importante no olvidar que la Iglesia católica a lo largo de los años ha cometido miles de homicidios en nombre de Dios, pues tan solo en las cuatro cruzadas y en las ejecuciones del Santo Oficio (Inquisición) en Europa y América, cobró la vida de más de 25 millones de personas.
Por otro lado, el suicidio no es considerado un pecado imperdonable, y Dios entiende que hay factores que pueden hacer que alguien tenga tendencias suicidas, tales como las enfermedades mentales, el estrés extremo o incluso la propia genética (Salmo 103:13, 14), sin olvidar que la Biblia asegura que habrá resurrección tanto de justos como de injustos.
Así que, con un Dios misericordioso, que no castiga, que perdona y que busca siempre lo mejor para sus hijos, ¿estaría de acuerdo en que una persona siga sufriendo?
Ámbito bioético
Tiene una gran influencia la falta de normalización de la muerte, pues siempre se habla de vivir, de gozar la vida, pero nunca se enseña a morir y mucho menos a gozar una buena muerte, pues sigue siendo un tema tabú en México, debido a las creencias y costumbres que se han ido alimentando con el paso de los años, como la existencia de un infierno, purgatorio y cielo. También resulta incómodo cuando algún familiar habla acerca de lo que quiere que se haga con su cuerpo después de morir, el miedo por lo extraño, por lo desconocido y por aquello que nos han planteado como “malo”, solo fomenta el terror irracional por algo natural.
“Es un tema difícil, a pesar de ser una sociedad muy católica hay mayor consciencia en el tema de la eutanasia que en el aborto, al igual que en su apoyo”, comentó David Benítez Valladares, doctor en salud pública, que trabaja en la Secretaría de Salud decenal (SSa) ejerciendo como director en el área de bioética de la Ciudad de México.
La eutanasia es un debate moral porque el sufrimiento y la felicidad, son valores propios de esta ciencia. En ocasiones el sufrimiento es generado por la sociedad, por ejemplo, aquellas personas que tienen Sida solicitan la eutanasia en su mayoría, por una presión social más que por un dolor físico.
“La decisión de la eutanasia no se puede limitar a si existe sufrimiento, pues en la vida siempre habrá sufrimiento…será la solución cuando estemos hablando de casos extremos, de un dolor que no se quita con ningún procedimiento, no hay que descartar los cuidados paliativos, pues entre mejor sean empleados, menos serán las solicitudes de la eutanasia”, finalizó el doctor en salud pública.
¿Eutanasia o distanasia?
La distanasia consta del empleo de todos los medios posibles para prolongar artificialmente la vida del enfermo, aun cuando este ya ha sido desahuciado. De acuerdo con su etimología, proviene del griego “dis” que significa mal, y “thanatos” que es muerte, por lo que el significado de la palabra es mala muerte.
Los familiares o amigos suelen caer en el interés de la elongación irracional de la vida; generando en el paciente una muerte dolorosa, una agonía prolongada y una lucha absurda hasta el final, pues no hay nada más que hacer para salvarse.
La decisión de la eutanasia solo le corresponde a la persona que lo está viviendo, pero, ¿cómo ser empático cuando se está del otro lado y no caer en la búsqueda de la distanasia?
“Hace nueve años a mi mamá la revivieron tres veces, la operaron de emergencia y le colocaron un aparato para que su corazón latiera correctamente.
No obstante, la cardiopatía no era su único problema, también tenía otra enfermedad muy peculiar, llamada Rosai Dorfman, la cual le provocó que ganglios linfáticos se inflamaran y estuvieran afectando al corazón, aunado a un padecimiento de depresión y ansiedad.
En el 2019 todo se complicó, en un día le dieron tres descargas eléctricas, manera que tenía el aparato para hacer reaccionar al corazón. Acudió al Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez y la detuvieron.
Cuatro, cinco, seis descargas, no paraba, y cada una aumentaba los voltios. Mi mamá gritaba, pedía que detuvieran el aparato pero no podían controlarla, su corazón latía a más de 180 por minuto y los especialistas no encontraban manera de detener el sufrimiento.
Como mi madre seguía consciente le preguntaron:
-–¿Está de acuerdo con que la intubemos?
A lo que mi mamá solo respondió:
–Hagan lo necesario para quitar este dolor.
Después de un mes, ya estaba en casa, consumiendo más de tres medicamentos al día y con el miedo constante de una descarga. ¿Eso es tener calidad de vida?
Ella ha mencionado que cuando llegue su momento, no quiere que se fuerce nada, que no la mantengan con vida artificialmente. Ha luchado por un largo tiempo, pero ya está cansada, ningún procedimiento ha podido curarla y vivir así, no es vivir.
A mis 19 años fue difícil entenderlo, pero ahora el panorama ha cambiado, pues a pesar de que amo a mi madre como cualquier persona, si ella lo decide, prefiero verla en paz, a que siga con un dolor y una angustia interminable.”
Es así como le sucedió a Martha Sepúlveda, una mujer colombiana de 51 años que había solicitado la eutanasia durante un largo tiempo y en el 2021 habían aceptado su petición. Sin embargo, el 9 de octubre del mismo año fue declinada en el último momento.
Por otro lado, es importante destacar que contaba con todo el apoyo de su único hijo de 22 años. De acuerdo con una entrevista de la BBC, Martha es una persona católica y está segura que Dios no la quiere ver sufrir.
Es tiempo de ser empáticos
La muerte es un tema complicado; genera miedo, tristeza, ansiedad, desesperación, preocupación… una serie de emociones que a nadie le gusta sentir y que aumentan aún más, cuando el familiar o amigo decide no continuar.
San Agustín fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano, que aseguró que la única certeza que tenemos en la vida es la muerte, y a partir de ella, no nos queda más que anhelar una buena muerte y de acuerdo a su etimología, la eutanasia es eso, una buena muerte.
Miles de personajes históricos estaban de acuerdo con esta práctica y otros tantos hasta la solicitaron, como el psicoanalista Sigmund Freud, quien le escribió una carta a su médico;
“Prometiste que me ayudarías cuando llegara el momento, todo es tortura y ya no tiene sentido…”
No venimos a esta vida a sufrir ni tampoco a perpetuar el sufrimiento de otros, el complejo de misionero se quedó en el siglo XVI.
Todos merecemos la oportunidad de elegir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, nadie tiene el derecho de decidir por ti, más que tú… es momento de que todos tengamos la opción de gozar una buena muerte.