Resistir, resistir y resistir
j

Diálogos

3 Nov, 2025
Porque es mucho más profundo luchar por alguna causa y no tener éxito, a ser parte de un sistema que sólo busca sometimiento y conformismo.

Ensayo

Para algunas personas pareciera que ser parte de la comunidad LGBTTQ+ es algo que ya no conlleva peligro, riesgos o vulnerabilidad. Pues al momento de que ven su entorno: lleno de privilegios, seguridad y comodidad; sólo ven un flujo de personas indefensas que caminan sin violentarlos por su identidad de género u orientación sexual. Piensan que, por no haber padecido insultos, malos tratos o agresiones, se aplica como regla general para las demás disidencias heterogéneas. Y no es así. Pues no conocen la ardua batalla que es tomar la decisión de ponerte una prenda “no adecuada a tu sexo” y temer que alguien, el cual esté dispuesto a gastar energía en odio, te ofenda por la tela que portas sobre la piel. No conocen el no tener otra alternativa que convivir con cientos de personas en el transporte público y sentir las quemaduras que salen de pupilas ajenas. No se han encontrado de frente con la palabra “joto”, “maricón”, “lencha” y se las han embarrado sobre la piel como un símbolo de vergüenza y marginación. Su conocimiento es nulo ante la situación de otros países sobre este tema y no tienen ni la más remota idea de que aún hay gente que recibe pena de muerte por regocijarse con el tacto de un cuerpo de su mismo sexo.

Esto es lo que iba pensando mientras recorría los alrededores del museo Franz Mayer y vi su fuente en construcción, el personal comiendo en toppers transparentes y sus chalecos amarillos; las raíces brillantes de unas plantas rebeldes, que deciden la dirección de sus hojas; y una fotografía que me hizo reflexionar sobre todo ello, que está expuesta en los tableros de los ganadores del World Press Photo; el concurso de fotoperiodismo más importante del mundo. El cual busca mostrar y difundir las realidades que se viven a todas horas y que es urgente que sean vistas. Tiene su sede en Ámsterdam y es una organización sin fines de lucro.

Cada fotografía es una puerta que lleva al momento exacto en el que fue tomada. Te transporta al derrumbe de un país, las inundaciones de alguna colonia y los ataques de monos enojados hacia personas que solían darles de comer. Y aunque todas logran mover, aunque sea un pétalo de nuestro tallo, claro, para las personas que han desarrollado la sensibilidad, siempre hay una que se vuelve espejo e hilo conductor para reconocernos. A mí me sucedió con la fotografía: “Mother Moves, House Approves”. Pues alcaminar con miles de rostros sobre mi frente, balas y bombas en mis huesos, que están plegados sobre las paredes, fue una revelación el haberme encontrado con ella. Pues retrata todo lo anterior mencionado, pero bajo una fachada de baile, abanicos y collares.

Creo firmemente que conocer el contexto de la obra que se está leyendo, contemplando y estudiando, es necesario para poder entrar a estas puertas que nos da el autor y lograr sumergirnos en un oleaje de detalles y sensaciones. Pero a su vez, el primer encuentro que se tiene con algún objeto, pintura o libro, es revelador. Pues crea un ambiente mezclado de confusión, reconocimiento y hasta de malentendido. Pero eso es lo bello del lenguaje connotativo que, a mi parecer, se puede plasmar en tantas cosas. Ese inicial roce con algo desconocido dice tantas cosas de la obra, como de nosotros. Podemos deducir tantas probabilidades que quizás son inexistentes o sólo una proyección de nuestra conciencia.

Mi primer encuentro con esta fotografía ya mencionada fue algo hipnotizante. Sin haber visto su pie de foto, ella me abrió sus puertas a una realidad donde el ser humano está en la punta más alta de la libertad. Una libertad la cual no siempre se llega; debido a los caminos destruidos y pocos pavimentados que existen. Me refiero a la libertad de expresión para personas pertenecientes a la comunidades LGBTIQ+. Esta fotografía me hizo ver una escena que, a pesar de no contener algún tipo de movimiento virtual o sonido, me resultó tan poderosa, llena de baile, y donde pude casi escuchar sus gritos de júbilo y dedos chasqueando al compás de la música. 

Como dije al inicio, a veces nos quedamos bajo la sombra de los tejados que nos dan nuestros privilegios y no le pedimos prestado tiempo al reloj para conocer otras realidades. Yo me di el momento de contemplar esta pieza de libertad y resistencia. Donde por un momento, la opresión y la crueldad se desdibujan y se les da entrada a los cristales proyectándose sobre sonrisas, perlas y maquillaje que, a través de una escritura inexplicable, expresa un alma inquebrantable.

Después de conocernos a primera vista, pude confirmar que hablaba de todo esta libertad mencionada, pero con un contexto más devastador y riesgoso. Pues esta foto, tomada por la fotoperiodista Temiloluwa Johnson, nacida en Lagos, Nigeria, es un manifiesto de resistencia contra la violencia que viven las personas LGBTTQ+ de Nigeria. Este país tiene leyes que desaprueban el matrimonio igualitario, el contacto carnal y cualquier acto que vaya en contra de una supuesta “naturaleza”. 

Mother Moves, House Approves. Foto © Temiloluwa Johnson, Nigeria / World Press Photo

Es justo donde todo esto que se ha dicho toma sentido. Por varios meses, creí que ya se estaban regulando casi todas las bajezas por las que han pasado estas disidencias. Que sólo el trabajo que nos toca es sensibilizar a las conciencias y lograr crear un lazo de empatía que nos deje vivir plenamente. Pero, por supuesto, es mentira. Nigeria penaliza las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Esto resulta un golpe fuertísimo en mi realidad. No es posible, me digo. Tantos años, tantos supuestos avances y el proceso de algo tan esencial como la entrega carnal, el placer corriendo en forma de sudor por la espalda, las piernas reconociéndose como un ser, así como también la saliva siendo un manto de acogimiento, sea visto como una excusa para privar de la libertad a alguien y colocarla detrás de unos barrotes, junto al hambre y malos tratos. Asimismo, la expresión de la identidad de género es catalogado como un crimen e igualmente se “paga” con cárcel. 

En su Ley del Código Penal, el artículo 214 se llama Conocimiento Carnal Contra el Orden de la Naturaleza y tiene una pena de catorce años en prisión. Esta se aplica a las relaciones sexuales entre hombres y entre mujeres. También el Artículo 217, Indecencia Grave, prohíbe los actos de “indecencia grave” entre hombres, con una pena de hasta tres años de prisión. También te privan de tu libertad por 14 años, solamente por contraer matrimonio o unión civil con alguien de tu mismo sexo. 

Inaceptable toda esta realidad. Porque estas leyes, además de seguir perpetuando todos estos agravios en contra de la comunidad, hacen que las conciencias sigan mancilladas y falte mucho para que no lo estén. Si aquí en México seguimos con moretones y lesiones, allá está al rojo vivo todas las heridas físicas y emocionales por las que pasan cientos de personas en ese país y en otros. 

¿Y qué podemos hacer? Resistir. Y esta fotografía es un ejemplo de todo ello. Pues al tener todas estas barreras que impiden esta libertad de ser en carne y mente, las personas buscan conductos en los que nadie los señale y califique con adjetivos horribles. Porque el arcoíris siempre busca proyectarse a pesar de la oscuridad que se engendra en el cielo. Eso hacen las personas de esta comunidad al hacer estas fiestas donde se celebra la diversidad y el saberse diferentes. Donde uno sabe que su estadía en el mundo puede ser arrebatada en cualquier momento, por personas donde el único sentimiento que guardan bajo su epidermis es el odio. 

La fiesta que se muestra en la fotografía se llevó a cabo el 21 de junio del 2024, en un salón subterráneo, por la celebración del Orgullo en Lagos, Nigeria. A pesar de que el gobierno busca que estos espacios sean vedados, jamás lo lograrán. Somos seres metamórficos que se transforman con base a las necesidades. Si prohíben el derecho a la exposición, nosotros hacemos de todo para seguir existiendo. Un día podemos ser aves que vuelan sobre los tejados y silbamos nuestra libertad a los cuatro vientos. Pero también podemos ser cochinillas y hacer la tierra nuestra. Somos seres migrantes. Somos el mar. Una materia inabarcable que está en constante movimiento y que faltan millones de años para extinguirnos. Y sólo pasará eso cuando el mundo desaparezca. 

Esta celebración duró una semana y fue en memoria de Fola Francis, una mujer trans y activista nigeriana, que falleció en 2023. Ella es una figura importante, la cual inspiró e inspira a miles de personas. Fue la primer mujer abiertamente transgénero en desfilar en Lagos Fashion Week. Su aparición fue tan controversial que los medios decidieron no publicar sus fotografías. Recalco, a pesar de querer borrarnos, solo nos hacen más fuertes. Este tipo de apariciones y dar ese primer paso, crea un camino del que ya no hay vuelta atrás. Gracias a ello, esas almas escondidas harán sus apariciones y saldrán de las sombras. Se atreverán a mostrar sus cuerpos tapizados, los labios brillantes y una pupila clara y sedienta de libertad. Francis lamentablemente falleció ahogada, mientras visitaba una playa en Lagos, Nigeria. Una pérdida sumamente grave y la cual me resulta muy mal que no se le haya dado difusión a esta pérdida. Es una mujer que hizo cosas sumamente importantes en el ámbito de la expresión de género. Merece que su legado siga vivo. Porque no hay más verdad en esto: el que siempre es recordado, nunca muere. 

Espero que Francis siga siendo recordada en las próximas fiestas de Pride en Lagos y en todo el mundo. Lo merece. Una figura como ella es sinónimo de resiliencia, valentía y lo más importante, resistencia. Nuestra vida es esa espada que ataca y despedaza a los monstruos que existen en la sociedad. Porque no siento que sea un acto humano lo que se hace allá afuera. Y como diría Hang Kang, la última mujer ganadora del premio Nobel de literatura, en su libro, valga la redundancia, “Actos humanos”: “¿Sabe cuán intensa es esa sensación de que te has convertido en un ser perfectamente puro y bueno? ¿Conoce el fulgor de ese instante en que te parece que llevas incrustada en la frente esa joya resplandeciente y pura que es la conciencia?”. Este libro habla sobre la masacre que se llevó a cabo en la ciudad de Gwangju, en 1980. Debido a que estudiantes y demás civiles se rehusaron a aceptar la dictadura militar en Corea del Sur. Y aunque son causas distintas las que se mencionan aquí, la frase me resulta adecuada para esta situación. Pues cuando uno decide salir y mostrarse tal como uno es, se puede palpar esa joya que brilla tan fuerte como el sol sobre nuestras cabezas. Portamos conciencias limpias, porque lo único que hacemos es amar y desplegar nuestros sentimientos y hacerlos parte del paisaje. Por eso no nos importa si perdemos la vida haciendo lo que nos hace feliz. Porque sabemos que, si nos vamos, será con una pulcritud mental que nos dará el descanso infinito y hará, aunque sea, un diminuto cambio. Porque es mucho más profundo luchar por alguna causa y no tener éxito, a ser parte de un sistema que sólo busca sometimiento y conformismo. Y hasta ahora lo entendí, buscamos ese sentimiento de purificación; regocijarnos ante un rayo de sol el cual nos dará una vida eterna, porque derrocamos, aunque sea por un instante, esas construcciones que albergan la maldad y la violencia. 

Categorías: Diálogos
Etiquetas:

Quizá también te interese leer…