Aniversario 76 de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García
Certamen de Géneros Periodísticos, Fotografía, Audiovisuales y Cuento
Ensayo mención honorífica
Por Juan Alejandro Ruiz Hernández
Los superhéroes han dejado de ser simples personajes de historietas para convertirse en verdaderos íconos culturales que reflejan los cambios sociales, políticos e históricos de la humanidad. Desde su nacimiento en las tiras cómicas de los años treinta del siglo pasado, han evolucionado al ritmo de las transformaciones sociales, adaptando sus valores, características e historias a los contextos de cada época.
El origen del concepto moderno de superhéroe se dio con la aparición de Superman en 1938, encarnando el “sueño americano”. Su historia reflejaba la experiencia de los inmigrantes en Estados Unidos, siendo aceptado por la sociedad y asumiendo un propósito común: el bien colectivo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los cómics se usaron como medio de propaganda y entretenimiento. Un claro ejemplo fue la creación del Capitán América en 1941, cuya imagen de soldado heroico inspiraba a jóvenes y soldados. Paralelamente, emergió la figura de Wonder Woman, creada por William Moulton Marston, con el objetivo de proyectar un ideal femenino poderoso e independiente. Esta superheroína fue influenciada por mujeres activistas como Elizabeth Holloway y Margaret Sanger, vinculando el personaje con el movimiento feminista.

Tras los horrores de la guerra y el uso de la bomba atómica, el interés popular se desplazó hacia la ciencia y la tecnología. Nacieron así personajes como Spider-Man, Hulk, Flash y los Cuatro Fantásticos, cuyas habilidades surgían de accidentes científicos.
La creación de los X-Men en 1963, marcó un punto clave en esta etapa, pues sus historias sirvieron de metáfora para hablar de la discriminación, el racismo y el rechazo social. Los mutantes nacían con habilidades únicas y eran perseguidos por ser diferentes, lo cual reflejaba la tensión social vivida en Estados Unidos, durante el movimiento por los derechos civiles.
En esta época, los cómics comenzaron a abordar temas más profundos y controversiales. Tras el asesinato de Malcolm X y el discurso de Martin Luther King, se fortaleció la exigencia de igualdad. En este contexto surgió Black Panther (1966), el primer superhéroe afroamericano, como símbolo de empoderamiento racial. Le siguieron otros personajes como Luke Cage y John Stewart (Green Lantern).
Los cómics de la Edad de Bronce abordaron también temas como la discriminación, la drogadicción, la sexualidad y la crítica al sistema, reflejando la complejidad social de la época. La historieta comenzaba a alejarse del entretenimiento infantil para explorar problemáticas más cercanas a los adultos jóvenes.
Con el tiempo, el público infantil que consumía cómics en las décadas anteriores había crecido y con ellos la demanda por historias más maduras. Esta etapa, también conocida como la edad oscura del cómic, mostró a superhéroes psicológicamente complejos, con dilemas éticos, traumas y conductas moralmente ambiguas.
Obras como Watchmen y V for Vendetta de Alan Moore marcaron un antes y un después. Watchmen, por ejemplo, mostraba a héroes rotos y cuestionaba si realmente los superhéroes pueden ser modelos por seguir. Planteaba dilemas morales, especialmente en torno al poder y su uso en contextos de guerra y manipulación.

Esta era también reflejó los temores propios de la Guerra Fría, como el miedo a una catástrofe nuclear y la pérdida de libertades individuales, integrando estos miedos en narrativas cada vez más distópicas y oscuras.
Hoy en día, los superhéroes han trascendido el medio del cómic y se han convertido en un fenómeno global a través del cine, la televisión, los videojuegos y el merchandising. Son parte de una industria millonaria, pero su valor cultural sigue vigente.
Lo que comenzó como un entretenimiento infantil ahora representa también una plataforma para discutir temas sociales contemporáneos como la identidad de género, la representación de minorías y los derechos humanos. La diversidad tanto en los personajes como en los creadores es fundamental para mantener su relevancia cultural y emocional.
Se ha convertido en una prioridad en la industria promover narrativas inclusivas, alejadas de estereotipos, que reflejen la realidad diversa del mundo actual. Así, los superhéroes continúan cumpliendo su función simbólica: representar las aspiraciones, conflictos y valores de cada generación.
A lo largo de su historia, los superhéroes han demostrado ser mucho más que simples personajes de ficción. Son reflejos vivos de la sociedad que los crea, espejos de sus ideales, miedos y luchas. Su capacidad de adaptación ha sido clave para mantenerse vigentes durante casi un siglo.
Desde Superman hasta los héroes actuales, sus historias han servido como canales de crítica social, empoderamiento y reflexión colectiva. Su evolución confirma que, más allá del entretenimiento, los superhéroes son parte activa de la transformación cultural del mundo.
