Opinión
Por Andrea García Ruiz
“Desaparecidos” es una de las palabras más buscadas en Google México. No sólo la encontramos en los carteles de ayuda que se localizan en vías públicas, sino que las redes sociales y medios de comunicación utilizan constantemente este término de búsqueda. Uno que, sin duda alguna, causó el doble de investigaciones en la web tras los hallazgos en el Rancho Izaguirre.
De acuerdo con Google Trends, el estado que se lleva el primer lugar de búsqueda con dicha palabra es Jalisco, con 100%; después está Sinaloa, con 89%; Colima, con 79%; Veracruz, con 71%, y la lista concluye con Zacatecas, mostrando 69%
Curiosamente Jalisco es la cuna donde surgió el descubrimiento del centro de exterminio con más de 400 pares de zapatos, un catálogo de prendas y presuntos hornos de cremación donde desaparecieron a las personas que fueron atraídas supuestamente por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Exactamente fue en Teuchitlán donde el grupo Guerreros Buscadores de Jalisco encontraron enterradas las pruebas de esa realidad oscura que ocurre en México, aquella que las autoridades tienen a la vista y parece ser tan incómoda de prestar atención.
Fue en septiembre de 2024 cuando la Guardia Nacional allanó este rancho y arrestó a diez personas, rescató a dos secuestrados y encontró un cadáver. Sin embargo, esto no sirvió para conocer lo que estaba ocurriendo al interior de esas hectáreas y que pudo haber frenado el terror de las familias mexicanas.

Las cifras no mienten, señores. Jalisco reportó alrededor de 15 mil 426 personas desaparecidas de 2018 hasta el 28 de febrero de 2025, de acuerdo con el Sistema de Información Sobre Víctimas de Desaparición (SíSOVíD). De este número tan llamativo, alrededor del 13 mil 656 son hombres y mil 770 fueron registradas como mujeres. Esto significa que esta entidad tiene el mayor número de casos de personas desaparecidas en todo el país.
Y de esos dígitos, ahora se debe voltear a ver la nueva información y plantearse las aterradoras preguntas de ¿será ese el familiar que buscaba?, ¿esos zapatos, pantalones, mochilas o fotografías pertenecerán a la contabilización que tiene la SíSOVíD?
Con los valores que el gobierno compartió, dejó entrever el trabajo deficiente y la ausencia de las autoridades en la indagación sobre qué ocurrió con todas aquellas personas que salen de casa y no vuelven a aparecer. La sola idea de que un grupo de personas buscadoras haya ofrecido respuesta a las dudas de los familiares, demuestra que el Estado prefiere una cifra más a enfrentarse al narcotráfico que impera en el territorio.
La Red Lupa destacó que el porcentaje de personas desaparecidas en todo el país ascendió a 6.8% en 2024 en comparación de 2023 y señaló un hecho que no ha cambiado: Jalisco es el estado con más personas desaparecidas en México. En estos años, encabezó la lista en conjunto con Tamaulipas, Estado de México, Veracruz y Nuevo León.
No podemos hacer vista ciega de las cifras que demuestran la verdadera y terrorífica realidad en México. Una donde el gobierno deja a un lado las solicitudes de su pueblo, delegando las responsabilidades a aquellos padres que trajeron al mundo a sus hijos y los hallan en fosas comunes, como si fueran un número más, una carpeta en el fondo del archivo de la fiscalía que adorna las gráficas de rojo sobre quién podría estar sin vida.
La situación en el Rancho Izaguirre revela que ante las fallas del gobierno siempre habrá una madre, padre o hermano que no dejará de buscar e ignorará las amenazas que enfrenta en el camino para saber qué pasó con su desaparecido. Pero, sobre todo será la muestra de las deficiencias de una administración que contestó a la búsqueda con un catálogo de prendas y fotografías para esclarecer los hechos.
Sin medidas de apoyo para grupos de búsqueda y familiares, el gobierno seguirá cayendo en el mismo error de siempre: desdeñar a las víctimas y revictimizar con videos que parecen propaganda política, en vez de ofrecer una respuesta contundente a sus peticiones.

Teuchitlán no puede pasar a un segundo plano, los desaparecidos no pueden ser ignorados una vez más. Este hecho debe convertir en el punto de inflexión para el cambio, para mejoras en el sistema de seguridad y los procesos de búsqueda que reinan en el país.