Certamen de Géneros Periodísticos, Fotografía, Audiovisuales y Cuento
CRÓNICA: TERCER LUGAR
POR: MELQUISEDEC PINEDA ROSALES
Ocho de marzo de 2023, diferentes agrupamientos pertenecientes a la policía de la Ciudad de México, en más de 50 vehículos, comenzaban a llegar desde las 8 de la mañana para estacionarse en la calle Valerio Trujano, una zona aledaña al Centro Histórico. En mayoría mujeres con cascos, rodilleras y escudos, algunos ya presentaban huellas de desgaste y pintura de movilizaciones anteriores.
Cada año, el 8 de marzo se conmemora el Día de la Mujer, el cual convoca a miles de mujeres a tomar las calles por un mismo fin: exigir que sus derechos sean realmente respetados y detener la violencia en la que viven día a día.
Los colectivos partieron desde diferentes partes del centro de la ciudad. Una buena parte, desde las 12:30, se concentró en la explanada del Monumento a la Revolución. Niñas, mujeres jóvenes, adultas mayores todas portando blusas, pañuelos o alguna prenda morada, color que representa el feminismo y también en verde, referente al derecho por un aborto legal y seguro. Además de sombreros y gafas de sol para resistir los rayos del sol de un invierno que ya se percibe como primavera en la capital mexicana.
Varias participantes realizaban sus carteles con cartulinas, otras más con cartones, imprimiendo en ellos frases que representaban lo que cada una venía a expresar: “Harta de avisar que llegué viva”, “Aborto Libre y Seguro”, “Por las que salieron a estudiar y no volvieron para graduarse”, “#8MNiUnaMenos”, “De camino a casa quiero ser libre, no valiente”, “¿Te cansas de oírlo? Nosotras de vivirlo”, “Marcho con mi hija para no tener que marchar por ella”. Sumado a que era común ver que muchos de éstos venían acompañados con algún dibujo o expresión artística que captaba aún más la atención.
Cada grupo estaba formado por organizaciones civiles, escuelas, instituciones, colectivos feministas, familiares y amigos de víctimas de feminicidio y todos unidos en los gritos como: “Estado corrupto, por tu culpa estoy de luto”, “Mujer escucha, esta es tu lucha”, “Verga violadora, a la licuadora”, “Somos malas, podemos ser peores”, “La que no brinque es macho”, entre muchos otros más retumbaron las calles, a tal grado que eran perceptibles varios metros de distancia.
Hubo varias banderas de México de todos tamaños, pero modificadas con los colores verde, blanco y morado. También cruces de madera en color rosa con el nombre de alguna mujer víctima de feminicidio. Esto se replicó en zonas donde también se concentraron como la Glorieta de Insurgentes, la Glorieta de las Mujeres que Luchan, el Ángel de la Independencia y la Estela de Luz.
Las altas vallas de metal que protegían diferentes edificios o monumentos de la Ciudad, fueron utilizadas para diferentes fines: escribir frases que se gritaban en la marcha, recordar el nombre de víctimas y también exponer la identidad de agresores a manera de un tendedero de denuncias.
La vendimia de igual forma se hizo presente y había todo tipo de productos y alimentos; para quitar el hambre: pizzas grandes en $ 50, esquites, elotes, fruta picada o botanas de $ 10 la bolsita; para aguantar el calor y la sed: agua de sabor, sangrías preparadas y agua natural; además de artículos como banderas, paliacates y pañuelos morados o verdes.
De hecho, algunas mujeres extranjeras al ver frustrados sus planes turísticos en el Centro Histórico, decidieron comprar una bandera o pañuelo y unirse a la movilización.
Si hubo presencia de hombres dentro de los contingentes, pero en su mayoría eran amigos y familiares de víctimas exigiendo justicia.
Varias de las asistentes, al llegar a la Alameda Central, decidieron apartarse de la marcha y sentarse en las bancas o el pasto para descansar y recobrar fuerzas para llegar al Zócalo. Por otro lado, algunas otras en el cruce del Eje Central Lázaro Cárdenas y Avenida Juárez decidían tomar camino de regreso a su hogar.
Ya en la Plaza de la Constitución, sucedió una catarsis colectiva. Por un lado, algunas participaron en una hoguera en la cual tomaban papeles, escribían algo que las atormente, alguna vivencia o sentimiento que quieran dejar atrás y de forma simbólica quemaban dichas papeletas.
Por otro lado, integrantes del bloque negro (dedicado para proteger a las asistentes) tiraron un semáforo, rompieron con piedras o distintos objetos y herramientas algunas partes del cerco metálico que protegió la Catedral Metropolitana y Palacio Nacional, estas acciones fueron respondidas por los policías que se encontraban del otro lado con gas lacrimógeno y hasta una de las manifestantes que logró escalar las vallas fue golpeada directo en la cara.
En la base de la asta bandera, que dicho sea de paso no fue colocada como normalmente se hace, también fue utilizado como tendedero de denuncias. Además de que a lo largo y ancho de la movilización varias mujeres estaban conmovidas y en llanto, ya sea por un sentimiento de liberación o emoción de ver a miles de mujeres reunidas.