Detrás de la ola
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Diálogos

23 Ago, 2022
“Detrás de un porcentaje de los 5 mil 790 feminicidios que se han reportado de 2015 a 2022 (según cifras oficiales) se encuentra el crimen organizado; y detrás del crimen organizado están hombres de traje y corbata, como ha documentado en distintas publicaciones la periodista Anabel Hernández.”

Artículo de fondo: Primer lugar

Por: Luis Fernando Palacios Coronado

Tal vez la sociedad no ha comprendido que detrás de la ola de feminicidios que ha detonado, con justificada razón, el hartazgo de las mujeres en el país, se encuentran los intereses de la oligarquía financiera a nivel global.

La consigna que señala la existencia de un “Estado fallido” al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sentado una fuerte organización colectiva en México. El Estado, como resultado de un pacto social, es responsable de garantizar la vida y la integridad de la población; sin embargo, hoy el poder económico ha suplantado el control político de cualquier Estado nación; lo que explicaría el “Estallo fallido” del que hablan los colectivos feministas.

De acuerdo con un reporte de The Boston Consulting Group la élite económica representa 1% de la población global y acumula 45% de la riqueza mundial. Según este informe algunos de los nombres que encabezan esa élite son: Guinness, Ford, Philip, Merck, Ferrero, Henkel, Peugeot, Bosch, Dassault, Michelin, Heineken, Barilla, Agnelli, Quandt, Rothschild, Rockefeller, Botín, Bill Gates y Georges Soros, Larry Ellison, entre otros.

Esta élite es la esencia del sistema capitalista transnacional que controla gobiernos, países, bancos centrales, grandes medios de comunicación, además de otros eslabones del sistema económico.

La idea de un “Estado fallido” por parte de los colectivos feministas, por lo menos en relación con las cifras de feminicidios en México, no resulta del todo descabellada. El gobierno de López Obrador no puede eludir la responsabilidad, como representante del Estado mexicano, de garantizar la vida de los ciudadanos. No obstante, para la 4T sería inadmisible aceptar que el poder de esta élite supera al del gobierno.

Detrás de un porcentaje de los 5 mil 790 feminicidios que se han reportado de 2015 a 2022 (según cifras oficiales) se encuentra el crimen organizado; y detrás del crimen organizado están hombres de traje y corbata, como ha documentado en distintas publicaciones la periodista Anabel Hernández.

Me cuesta trabajo pensar que una organización como el Cártel de Sinaloa pueda operar en los cinco continentes sin la aprobación y el conocimiento de ese 1% de la población que acumula más de 45% de la riqueza global.

De acuerdo con la académica Carmen Gabriela Ruiz Serrano de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, la trata de personas es el tercer negocio ilícito más fructífero del mundo, solo por detrás del tráfico de drogas y armas.

Una vez expuesto lo anterior no debería extrañar que, en los medios de comunicación, también controlados por la élite financiera global, no existan análisis a profundidad sobre la organización que constituye a esta oligarquía y sus repercusiones en el tercer mundo.

En México los medios tradicionales difunden las consignas de los grupos feministas porque resultan convenientes a los intereses políticos y económicos de la oligarquía local, no porque realmente tengan pretensiones de establecer un sano debate sobre perspectiva de género.

Pero además de los feminicidios que se pueden adjudicar a grupos criminales, también está presente la violencia doméstica. Por eso se puede hablar de un crimen de Estado y de un “Estado fallido”, porque se trata de la falla de todo el conjunto: del gobierno, de las instituciones y de la sociedad. Considero necesario analizar si las bases del Estado y de la cultura exigen de manera urgente una reforma radical.

Uno de los ensayos más importantes de Sigmund Freud plantea una serie de cuestionamientos al respecto. El malestar en la culturasupone que los instintos de agresividad del ser humano chocan permanentemente con los preceptos de la organización cultural.

El Estado representa un tipo de pacto social entre seres humanos que impone al conjunto social la idea de dejar de lado dichos instintos de agresividad, y asuma la ley como efecto del pacto civilizatorio para la convivencia social. Gracias a este pacto, la sociedad renuncia a la posibilidad de cometer actos que se consideran delictivos en toda civilización, tales como el secuestro, el asesinato o la tortura.

Sin embargo, esta organización lleva permanentemente al ser humano a lo que Freud define como frustración cultural al no poder satisfacer estos instintos. El hecho de que la cultura acepte únicamente relaciones monógamas entre un hombre y una mujer, bajo determinadas convenciones, abona a este tipo de frustración. El malestar en la cultura tendría que entrar en el mapa de análisis de un tema tan delicado.

La ola de feminicidios en México debería analizarse como un tema más complejo. Existe, por supuesto, una clara incompetencia por parte del gobierno de López Obrador para dar solución a esta problemática. Sin embargo, me parece que es momento de profundizar en las consignas que señalan únicamente a un gobierno incompetente. El problema es, a todas luces, un asunto que inmiscuye a toda la sociedad y a la cultura.

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